El papel que la naturaleza puede desempeñar como posible modelo para la arquitectura es una cuestión antigua y recurrente en la historia de la arquitectura” Nuestro interés al abordar los proyectos ha estado en buscar una nueva formulación sin crear un simulacro vacío, o una imitación superficial de las formas naturales, sino tratando de establecer su geometría oculta, de penetrar en el espíritu que hay tras ella. La complejidad de la experiencia contemporánea se presenta como fragmentos dispares y realidades contradictorias.
“Cuando se juega con lo impreciso, lo indeterminado es necesario hacerlo con elementos muy precisos” Se ha trazado una cartografía del emplazamiento y de cada circunstancia para descubrir sus posibilidades. La vegetación, orientación, clima, topografía se convierten en componentes arquitectónicos que afectan la traza volumétrica. De esta manera, el proyecto puede pertenecer al lugar evitando el uso simplista de tipologías, formas o incluso de materiales constructivos valiéndose del proceso para configurar el espacio
“Más importante que la destreza para soñar espacios, es la capacidad del arquitecto para imaginar situaciones humanas” Como si de un comportamiento natural se tratase, el proyecto procura seguir unas reglas coherentes sin rigidizar los espacios, que fluyen cada uno en el siguiente, hacia adentro y hacia afuera, hacia arriba y hacia abajo. La percepción de este orden subyacente varía a medida que nos movemos de un sitio a otro y según va cambiando la intensidad de la luz. Tratamos que los espacios sean esto y aquello más que esto o aquello. Un vestíbulo no es sólamente un vestíbulo, es además un espacio de múltiple conexión un área de estar puede ser íntima o conectada a otros espacios, una terraza propiciar el flujo o la permanencia y siempre la definición de estas dualidades la controla el propio observador.
Ubicación: Escazú, San José
Año de finalización: 2005
Area: 420 m2
Fotografías: Fernando Benach / Andrés García
Dibujos: Aarcano Arquitectura